Muchas personas cometen errores al cuidar su cabello sin darse cuenta, lo que puede afectar su salud y apariencia. Uno de los errores más frecuentes es lavarlo con demasiada frecuencia. Aunque pueda parecer que el lavado diario mantiene el cabello limpio y saludable, en realidad puede eliminar los aceites naturales que lo protegen y lo mantienen hidratado. Lo ideal es lavarlo entre dos y cuatro veces por semana, dependiendo del tipo de cabello.

Otro error común es usar productos inadecuados para tu tipo de cabello. No todos los champús y acondicionadores funcionan para cualquier persona. Si tienes el cabello seco, debes evitar los productos con sulfatos que pueden resecarlo aún más. Por otro lado, si tu cabello es graso, evita los acondicionadores pesados que pueden aportar más oleosidad. Leer las etiquetas y elegir productos de calidad marcará una gran diferencia en la salud de tu cabello.

El uso excesivo de herramientas de calor también es un gran problema. Planchas, secadores y rizadores pueden dañar la fibra capilar si no se usan correctamente. Para minimizar el daño, es fundamental aplicar un protector térmico antes de usar calor y no exceder los 180-200 grados en las herramientas. Además, trata de dejar secar tu cabello al aire libre al menos un par de veces a la semana para reducir la exposición al calor.

Otro hábito dañino es peinar el cabello de manera agresiva, especialmente cuando está mojado. El cabello es más frágil cuando está húmedo y puede romperse fácilmente si se cepilla con fuerza. Lo ideal es usar un peine de dientes anchos o un cepillo especial para cabello mojado y desenredarlo con suavidad, comenzando desde las puntas y subiendo poco a poco hacia la raíz.

Finalmente, uno de los errores más ignorados es no cortar las puntas con regularidad. Aunque estés dejando crecer tu cabello, es fundamental eliminar las puntas dañadas cada dos o tres meses para evitar el quiebre y las puntas abiertas. Un cabello bien cuidado no solo luce más saludable, sino que también crece mejor y con más fuerza.